lunes, 27 de octubre de 2008

Narcotráfico y carestía de la vida



El gobierno de Leonel Fernández con la arepa cuadrada


Ante el avance de la corruptela y el auge del narcotráfico que vive la nación dominicana en estos momentos, recuerdo como ahora las consignas de guerra del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y la Fuerza Nacional Progresista a mediados de los años 90.

“Un millón de gente seria contra el hambre y la miseria”, “Peña Gómez y su maleta con droga y papeleta” y “Zape, Zape, cógelo Vincho”, eran algunas de las consignas esgrimidas por vinchistas y peledeístas. Ahora observo a estas dos organizaciones, en pleno disfrute del poder político, entrampadas en sus propias redes.

El gobierno, su partido y sus aliados están manos arriba ante las constantes denuncias de narcotráfico, persecución de comunicadores sociales, amenazas a dirigentes políticos, alzas de precios de la canasta familiar y ante los reclamos de soluciones de problemas perentorios de comunidades del país.

Debemos admitir que ante el desplome de la situación económica, la oposición al gobierno no saca el más mínimo provecho, mientras la gestión del Dr. Fernández continua apoyada en los medios de comunicación de masas, los que maneja con plena libertad, suficiente “habilidad” y manipulaciones arteras.

Es mejor pagarle a una bocina de la radio y la televisión, que satisfacer las demandas de un pueblo.

Ante el sombrío panorama que vive la nación, podríamos interpretar que estamos a la puerta de un narco estado y que asistimos a los funerales de un mandato gubernamental que no entendió los problemas acuciantes de su país.
Vemos a un gobierno retozando con el hambre y la miseria de las gentes, cuando por los medios electrónicos juega al pan y al circo en un reparto infeliz de tarjetas de 500 pesos mensuales, mientras en el sur corto y largo desaparecen comunidades, borradas por las aguas caídas en el territorio nacional, ante la impotencia de autoridades y residentes. Solo hay que ver como quedaron las provincias de San José de Ocoa, Azua, Barahona y Villa Jaragua, en Bahoruco.

Ante la avanzada corrupta que envuelve al gobierno, los peledeístas en el poder han dado muestras de que no tienen escapatoria y el Mandatario pensó que partiendo la soga por lo más delgado destituyendo al gobernador de Monseñor Nouel resarcía el error cometido por su gobierno que con desdén y politiquería repartió las casas que el gobierno venezolano donó para damnificados de esa provincia cibaeña.

Nos quedamos haciendo gárgara y con los ojos expectantes, esperando la respuesta del doctor Vincho Castillo, quien como asesor del poder Ejecutivo en materia de drogas, debió estar en primera fila, o por lo menos al lado del legislador de Peravia, Wilton Guerrero, quien se ha jugado la barba denunciando el auge del narcotráfico en su provincia.

Ahora comprendemos que la droga que el doctor Vincho denunciaba era política y solo lo hacía cuando se trataba del Partido Revolucionario Dominicano, con el fin de comprometerlo e indisponerlo ante la opinión pública. Es verdad que cuando escupimos hacia arriba, la saliva nunca cae al suelo.

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