lunes, 15 de agosto de 2011

¡NO, DANILO!


Una vez  formaron el movimiento LEO-DAN

Por: Nélsido Herasme

No es un apodo, seudónimo, ni nada que se parezca. La consigna de “Llegó Papá, es el grito de los desesperados, desdichados y desamparados de la fortuna que quieren que en mayo del 2012 se produzca un cambio de rumbo.
¡No Danilo! Nadie está jugando a las escondidas, porque el nombre exacto del candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) es Rafael Hipólito Mejía Domínguez, el mismo que viste y calza y que gobernó la nación, desde el año 2000 hasta el 2004 con sus altas y con sus bajas.
“Llegó Papá”, es la esperanza de los sin nadas, el aliento de los que ven al presidente Hipólito como la luz que se ha encendido al final del túnel y como el último refresco en tiempo de calor.
Es Hipólito Mejía el que volverá a administrar con justicia la ley de los hidrocarburos para evitar que las amas de casa continúen maldiciendo y desaprobando en la cocina la gestión de Fernández.
Entiendo y admiro el esfuerzo de Danilo Medina por salirle al frente a los resultados de las encuestas que lo colocan por debajo del candidato perredeista, pero el propio Medina deberá comprender que las inexactitudes y los tropiezos de su gobierno, lo tienen colocado  a la defensiva, en declive y en una pendiente enjabonada.
A Danilo hay que decirle al oído que no hay nada debajo de la mesa que ocultar, por lo que le recordamos que el eslogan “Llegó Papá”, es un grito de guerra, una especie de comidilla que a todos nos retoza en todo el cuerpo.
Danilo está manos arriba, impedido de mantener su discurso de campaña y obligado asumir la defensa de un gobierno que ha mantenido una voracidad fiscal que le ha permitido recaudar más dinero que ningún otro en la historia.
El gobierno del PLD es el que más se ha endeudado, el que menos ha construido, el que menos ha invertido en educación, salud, seguridad social y seguridad ciudadana.  
Estrategas y analistas políticos advierten que con Leonel en las calles, las aspiraciones de Danilo menguarán. En efecto, organismos nacionales e internacionales han determinado que la corrupción durante el gobierno de Hipólito era de 9 mil 220 millones de pesos y que ahora, con Leonel, le cuesta al país más de casi cien mil millones de pesos todos los años.
Estamos hablando de 700 mil millones de pesos en siete años, que bien pudieron contribuir con el desarrollo nacional, dándole el cuatro por ciento a la educación, lo necesario para la salud y la vivienda cuyo déficit supera el millón, pero el gobierno de Leonilo, como algunos lo han bautizado, solo tiene su mirada puesta en la segunda línea del metro. Mientras esto suceda habrá una franja importante del pueblo que seguirá clamando con esperanza: “Llegó Papá.


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