EUSEBIO MERCEDES, UN GIGANTE DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL |
Por: Nélsido Herasme
Con mezcla de lágrimas,
tristeza y dolor familiares, ex estudiantes de secundaria y de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo (UASD) rendimos honor a un digno representante del
estudiantado nacional. Eusebio Mercedes, fue secretario general de la otrora
Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios (UNER) y primer presidente de la
Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (FENES) quien al cumplir el
primer año de su partida recibió el calor de amigos y ex camaradas que ayer junto
a él hicieron causa común en la lucha por lograr una sociedad justa y humana.
La lucha de Eusebio cobró
fuerza en los finales de los años 70s y en los albores de los 80s, formando
parte del movimiento por la democratización del país, en una época marcada por la intolerancia y la represión política de un gobierno que
durante 12 años maltrató a una franja importante de nuestra juventud.
Las palabras del comunicador
Vianco Martínez, adversario en las lides estudiantiles, pero su amigo, dijo que
“Eusebio quería un país distinto; quería que el mundo cambiara y luchó por eso. Pero el país no cambió, y aquellos
sueños a la sombra de un laurel se esfumaron junto con él”.
En ese acto celebrado en el
Liceo Paraguay, de Ciudad Nueva, donde además de una flor, un canto y un poema,
en el pasillo de acceso al centro educativo fue colocado un busto de
recordación a líder estudiantil.
Roberto Santana, el otrora
dirigente de FRAGUA-UER, docente y ex rector de la UASD, con sus ojos
enrojecidos y repletos de lágrimas también tuvo palabras de elogios para
Eusebio.
Roberto preguntó “qué tiene que
hacer un joven para que su imagen y su nombre sean recordados para siempre, tan
solo forjar una personalidad con decoro, virtudes y dignidad, tal y como fue la
exhibida por Eusebio para de esa manera
perpetuarse por toda la eternidad”.
Un documento que circuló en la
escena del homenaje rezaba que la lucha de Eusebio fue la de una generación de
jóvenes que se mantuvo de pie frente a un régimen de injusticia, que amplió la
brecha de la inequidad, reprimiendo a los opositores y llevando a los límites
de la falta de institucionalidad requerida para el funcionamiento de un orden
democrático.
Eusebio vivió una vida dentro
de muchas precariedades y
limitaciones materiales, pero jamás
arrió su bandera, la que mantuvo en alto, con
dignidad personal.
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