viernes, 20 de noviembre de 2009

LOS SARGENTOS TRANQUILOS, LOS GENERALES ALBOROTADOS

¿Hasta Cuándo PRD?

Por: Nélsido Herasme

La salida y posterior expulsión del diputado Rafael Calderón, es el primer tema musical navideño que el Partido Revolucionario Dominicano coloca en el ambiente para entretenimiento de su membresía.

Los perredeistas en un ocultamiento de sus rostros adoloridos han tenido que escoger las noches para llorar, cuyas lágrimas son tan gordas que impiden que observen las estrellas. Aunque esto parezca un fragmento de un poema o un estribillo de canto, es una verdad medial, porque hace rato que este partido no celebra un logro en familia.

El PRD es una especie de matrimonio forzoso, de mala cara y de pleito en pleito.

Los sargentos del partido se han mantenido tranquilos, solo observando desde las gradas el desgarramiento de los galones de sus generales y jefes.

Las bases de esta agrupación política se han quedado como perico en la estaca, en una vana espera de que los de arriba resuelvan sus problemas, se pongan de acuerdo y como guardias se dispongan hacer oposición frontal a un gobierno que solo hay que darle un empujoncito para que termine de desplomarse.

El PRD, más que un una organización honorable, democrática y pura, se ha convertido en un campo de guerra donde las batallas son campales e interminables. Una réplica de Torre de Babel, donde cada quien habla su propia lengua.

El PRD se ha vuelto una gallera de mala muerte, donde los hermanos de ayer son los rivales de hoy.

Su militancia de base, como guardia imperial napoleónica, resiste estoicamente y carga con la vergüenza de sus altas instancias, la que no logra ponerse de acuerdo ni siquiera para comerse un hojaldre en unidad

Los perredeistas no son dignos de merecer y habitar en un partido que violenta de manera flagrante y constante sus normas y sus principios elementales.



Da apuro pertenecer a una entidad política que asume actitudes fratricida, donde a cada instante son revividas escenas de enfrentamientos, parecidas a la “Guerra del Peloponeso”, en la antigua Grecia, por allá por el año 431, donde Esparta y Atenas, dos ciudades hermanas, se enfrascaron en una lucha militar sin cuartel por el control de sus territorios.

Los yerros y las diabluras del PRD han imposibilitado armar una estratagema que permita a esa organización iniciar una bestial oposición al gobierno peledeísta.

Las contradicciones son interminables y no hay quien frene los dimes y diretes. Muchos nos preguntamos ¿Cuál será el árbitro que detendrá esta odiosa lucha de gladiadores y evitará que a la caldera perredeista se le siga rociando gasolina y alquitrán?

No hay comentarios: