Por Nélsido Herasme
El ministro de Educación de la República Dominicana, licenciado Melanio Paredes, se ha destapado con una inusual propuesta, la cual tiene que ver con la modificación del año escolar.
Melanio quiere que los estudiantes entren a las aulas en el mes de marzo y salgan en el mes de la navidad (diciembre), dejando para las vacaciones solo los meses de enero y febrero.
Esta experiencia, se tiene conocimiento, solo se aplica en la República de Panamá, país centro americano en donde el año lectivo comienza en marzo y termina en diciembre.
La licenciada Emelin Glori Herasme, una joven maestra del nivel primario, fue una de las tantas personas que le salió al frente a tan descabellada propuesta, la que a su entender debe ser lo suficientemente estudiada y ponderada por expertos de la educación.
La profesional del magisterio critica que dos o tres funcionarios bajo aires acondicionados y bien acomodados se dediquen a tomar medidas de este tipo a la ligera sin tomar en cuenta las consecuencias.
La licenciada Herasme se opone a la propuesta de Melanio debido a que la temporada de verano es muy calurosa en la República Dominicana y que lamentablemente hay escuelas que carecen de las condiciones necesarias para soportar la ardiente temporada de calor.
Además agregó, “el espacio de nuestras aulas no soportan la cantidad de alumnos y no permiten optimizar el proceso de enseñanza-aprendizaje”.
Explicó que en los mese de mayo-junio los alumnos luego de la hora del recreo presentan una hiperactividad atípica de los meses restantes del actual año escolar.
Consideró también, que hay docentes que en verano trabajan en otras instituciones (los llamados veranos educativos) por lo que, dado los niveles de bajos ingresos que perciben los educadores, ello le permite ligeros incrementos.
Para esta educadora, elevar la calidad educativa no solo se requiere de aéreas de estudios, hay que llevar al estudiante a retomar los valores.
“El ser persona y el cuidado de la persona misma no es un asunto de carácter político, sino más bien de formación y toma de conciencia”.
El tiempo de las vacaciones los padres lo usan para compartir en familia (vacaciones en conjunto). También es tomado por los docentes para mejorar su calidad educativa, compartir y nivelar, si se puede decir así a sus hijos.
De darse tal eventualidad, Emelin se preguntaría:
¿Cuál sería el tiempo destinado para la formación del maestro?
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