JULIO MARIÑEZ |
Por: Nélsido
Herasme
No albergamos temor alguno de
ser reprendido por la dirección inorgánica del PRD, por nuestras expresiones
entorno a lo que en su interior sucede.
Me siento avergonzado del ingeniero
Julio Maríñez Rosario, a quien por largo tiempo le profesé cariño, respeto,
adhesión y apoyo en su gestión como secretario general de la Liga Municipal
Dominicana, incluso cuando en 1998, en las primarias internas del PRD, ganó en
buena lid la candidatura a síndico de la capital, la cual le fue escamoteada
por Miguel Vargas, crisis que provocó que el Dr. Peña Gómez, con su salud
quebrantada, se sacrificara para la alcaldía de la capital.
Ahora Maríñez, en coro con el
reducido grupo de Miguel se ha convertido en el “Ñeñeco” del PRD, un pelele
manejado por un ventrílocuo para hacer reír a los demás. En esta hora coincido con mi
amigo y profesor universitario, Danilo Cruz Pichardo, cuando dice que el
presidente Medina y Leonel Fernández juegan, como en una partida de ajedrez, a
la crisis interna del Partido Revolucionario Dominicano, porque esta es una de
sus fichas.
Agrega Cruz Pichardo, que “en
el Partido de la Liberación Dominicana hay dos facciones en pugna y que en lo
único que coinciden es en mantener al PRD enfrentado por el mayor tiempo
posible, en procura de su descrédito y desgaste”. Y aún así los perredeistas
del litoral de Miguel Vargas no se dan cuenta de que su resistencia al diálogo
y a la concertación obedece a una estrategia del gobernante y el ex mandatario,
cuyo fin apunta a reventar al glorioso.
Creo propicia la ocasión para a
felicitar al incontrolable presidente de la “comisión de control”, quien ayer
no pudo controlarse cuando llamó vagabunda y bandolera a la Comisión Nacional
Organizadora de la XXIX Convención, que escogió a Hipólito Mejía como su
candidato presidencial.
Es a partir de este panorama
que el Partido de la Liberación Dominicana pretende meterse en las entrañas del
PRD, con el interés de dividirlo.
La “bendición” del Tribunal
Superior Electoral mantiene a Miguel, a Maríñez y a otros, empalagados de
triunfalismo, a pesar del pedido de de sus compañeros, la sociedad civil y el
Cardenal, para lograr un acuerdo definitivo. Maríñez y la cuadra de Miguel, algún
día tendrán, como dijo don Mario Benedetti,
que recordar que “la mariposa por siempre fue gusano”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario