¡Adiós,
Felipe, para nunca más!
Yo
también lo sentí. Felipe, el yaniquequero de muchos años, del barrio 27 de febrero,
se marchó para siempre.
¡Ya
Terminaste de Freír para siempre Felipe! Fue la sentencia de despedida, con la
mano en la cabeza, de una de las vecinas del sector, que al ver aquel muchacho inocente
y trabajador tendido en un ataúd, no encontraba explicación de su partida.
Otros decían que Felipe no se enfermaba, porque lo veían laborar dos veces al día
y que ni gripe le daba.
Pero
fue una tarde que sintió un pequeño dolor y al amanecer, lo llevaron al
hospital y allí, como siempre, la negligencia y la dejadez del personal, hasta
que un paro en pleno centro atacó a Felipe silenciándolo para siempre. Todo el
mundo sorprendido. ¡Cómo¡ ¡Qué¡ ¡Cuándo¡ Todo el mundo impactado, porque el yaniquequero
de la esquina murió, quien solamente
deja el recuerdo de que fue una persona de paz, tranquila y laboriosa. Si
Felipe no pudo hacerle un bien, regalarle un yaniqueque, tampoco le hizo una
maldad. Aunque tenemos que decirlo, con su negocio él no comía cuento, y como
quiera, muchos le comían gratuitamente, le daban cuerda y lo tildaban de chivato.
Los
vecinos del 27 lo despacharon, tal y como el lo hizo por
espacio de 40 años con sus clientes, cuando cada mañana de rutilante sol o nublado, en la calle 8
esquina 15 se acercaba, tirando de su mesa rodante, para poner, con o sin dinero,
a comer a muchos.
Estas
son algunas de las palabras de su diccionario yaniquequero:
“PAGAME MI CUARTO”; “YO NO COJO CORTE CON LO
MIO”; “MIRE YO NO FIO, USTED ME DEBE”; “ADIOS MAMI, TU TIENE ESPOSO”? “AMIGO
SUELTEME EN BANDA”; “EL ACEITE SUBIÓ Y
LA HARINA ESTA MUY CARA”; MIRE LADRONAZO, QUE ME PAGÓ DE QUE”?; “T´Ó EL MUNDO
SABE LO TUYO POR AQUÍ”; PONTE QUE TE METO AL MEDIO”; “TU QUIERE QUE YO TE MATE,
HIJOE TU…..….”
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