Lic. Orlando Jorge Mera |
Por Nélsido Herasme
Parece
que fue a mí, y no al secretario general del Parito Revolucionario Dominicano,
Orlando Jorge Mera, a quien cuestionaron sobre la calificación del primer año
de gestión del presidente Medina, a lo que el joven político respondió diciendo
que “es más de lo mismo”.
Esa
es nuestra posición y la apreciación de una franja importante de la población
dominicana, a quienes los presidentes, al asumir las riendas del poder en cada
cuatrienio, en su primer año nos acostumbran a verlos hacer cosas y asumir
ciertas poses que a muchos les gusta.
Lo
de Danilo es un asunto de estilo y nada más, pero como no existen medios
comunicacionales verticales y críticos para las observaciones y con una
oposición muerta, la maquinaria propagandística del gobierno le vende al pueblo
la percepción de que la gestión del actual presidente es cuasi perfecta y que
el estilo que ha inaugurado, es diferente al de Leonel Fernández. Pero todos
sabemos que eso es en la forma, porque en el fondo ambos son salidos del mismo
vientre.
Los
problemas que dejó la gestión Fernández siguen intactos, a pesar de ver a un
Danilo, sin mucho ruido, brincar un charquito, juntarse con productores de
orégano, guayadores de yuca, sembradores de jengibre y darle un dinerito al
cura de una parroquia para que compre un inversor.
Una
cosa si hay que decir, y es que tanto Danilo, como Leonel, están de acuerdo en
mantener fuera de combate a sus opositores, con especialidad al Partido
Revolucionario Dominicano, controlar la justicia y mantener el escuadrón
mediático, para poder enseñar el poder que tienen.
Igual
que Orlando Jorge, soy de los que entienden que los enemigos de la historia han
apuñaleado la institucionalidad democrática de la República. Desde
la cúspide, los peledeístas han pisoteado las acciones éticas, morales y la
transparencia y con saña y escarnio se han mofado del erario; todo ello, como
consecuencia directa del control que ejercen desde la esfera del poder
político.
Estoy
plenamente de acuerdo con Orlandito en el sentido de que nuestro desafío debe
apuntar en la dirección de recuperar la democracia perdida, con la separación
de los poderes, la imparcialidad de los jueces, e instaurar la equidad en el
sistema electoral nacional, porque, sin lugar a dudas, estamos retrocediendo en
las conquistas políticas logradas a fuerza de sangre, lucha y sacrificio.
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