POR: NÉLSIDO HERASME
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PROFESORA EMELINDA DIAZ |
Si
a alguien le sobra algunas lágrimas, le pido por favor que me las regale para
poder seguir llorando la partida de un ser humano ejemplar, una mujer buena y excelente
maestra, mi madre.
Se me fue Mellín, la flor más linda y
olorosa de mi jardín.
Doña Emelinda
Díaz Pérez, es la dama que me alumbró, la que nunca tuve que esperar que
llegase día especial para decirle que era mi eterna y adorada madre y maestra;
la que nunca vimos participar en certamen de belleza alguno porque ella nunca
tuvo competencia; ella fue la que me trasmitió su inteligencia, la que me lavó,
cocinó, planchó, me dio mi pela cuando me crucé de la raya y la que me amamantó
hasta la sequedad de sus senos.
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NELSIDO HERASME |
Cuántas
cosas lindas pudiera decir hoy de mi madre ante su inesperada y triste partida,
pero con palabras no puedo expresar todo
cuanto quisiera.
Sé que
ella vivirá por siempre, porque las madres son seres humanos especiales, que nunca
mueren, porque como los poemas nacen, crecen se reproducen y van a la gloria
eterna.
Cuando besé
por última vez la mejilla de mi madre me pareció beber del perfume de la rosa más hermosa, y aun así no
logro disminuir en mi corazón el dolor que me dejó su partida.
Ella fue
el símbolo vivo de la lucha, del sacrificio, del esfuerzo, del coraje y de la
resistencia.
Mi madre
fue una mujer campesina, maestra de escuela rural, quien supo con tesón y ardor
levantar su familia, educarla y alimentarla sin mirar las edades de ninguno de
sus hijos.
Siempre se
mantuvo al lado de su esposo y compañero inseparable, don Aquino Herasme.
El
momento y el espacio son propicios para aprovecharlos para agradecer a nuestros
familiares, amigos y aquellas personas que sintiendo el dolor que nos embargó
por la partida de nuestro ser querido, se mantuvieron a nuestro lado, unos de
manera presencial y otros con sus llamadas de aliento y de consuelo.
A Dios le
pido hoy que reciba y cuide de mi adorada madre y la mantenga en el lugar
privilegiado que ella supo ganarse en la tierra.
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