miércoles, 29 de octubre de 2008

Impotencia ante la tragedia de Neyba

comunidad haitiana
Joven haitiano herido por una multitud
Por Nélsido Herasme
Nos asquea y nos da nausea lo sucedido en el municipio de Neyba.
A esta página digital le da vergüenza lo que le pasa a cada ser humano, no importa el lugar donde se sitúe.

No vamos hacer lo que han hecho otros medios con la tragedia del municipio cabecera de la provincia Bahoruco, sino que fijaremos una posición al respecto.

Nos duele que pueblitos cargado de miserias y atrasos como los de la región suroeste del país solo sean resaltados y presentados a la prensa nacional cuando le suceden casos como el ocurrido en las últimos días en Neyba, donde un nacional haitiano mató y despojó de un motor a un dominicano, el cual trabajaba para ganarse el sustento diario de su familia.

Ese caso es igualito a muchos que ocurren en el país diariamente y que por tratarse de un sitio donde todo el mundo se conoce, debió dársele otro tipo de tratamiento. Debió buscarse al haitiano hasta encontrarlo y hacerlo pagar el delito cometido, el método lo determinarían las circunstancias.

Lo que no pueden, ni debieron hacer los neyberos, por el hecho de que fue un haitiano el que cometió el abuso, declarar tierra arrasada, salir a los predios agrícolas, a las calles y a las casas de familias a matar, a maltratar, a herir y a ofender a seres humanos, por el hecho de que un compatriota suyo, delincuente por demás, cometiese un delito.

Esa actitud nos recuerda la lucha de Nelson Mandela, en tiempo de la segregación racial en Sudáfrica, tocándole a este líder negro, víctima del Apartheid, sufrir los rigores de la cárcel de su país durante casi 30 años. JICARA DE COCO espera que las autoridades de la provincia, la oposición política, las iglesias y todos los amantes de la paz y la armonía entre dos pueblos que históricamente han compartido la misma isla, pongamos nuestro grano de arena y frenemos las hostilidades entre seres humanos que por años sin términos han sufrido la misma situación, las mismas carencias, miserias y atrasos.

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